29 de octubre de 2010

Groucho y yo (5 y última parte) Snif, snif,...

 
(Para Cristina, amiga babiana, que no lo leerá ya que mis correos de vienen devueltos)
(y para el resto de los Hermanos Marx –que también eran Marx Bros-)
"Es mejor permanecer callado y parecer tonto 
que hablar y despejar las dudas definitivamente."
G. Marx
… y abriendo el camino a El Club de la Comedia
Nos quedamos contando cómo a Groucho Marx le gustaba romper moldes y cuestionar 
lo obvio y rerirse de lo establecido y cómo se encontraba con gentes que, de entrada,
 estaban en contra de cualquier cosa que no fuera “como siempre se han hecho las cosas”. 
Cuenta como le ocurrió algo parecido la primera vez que presentaba en televisión “You
 bet your wife (¿se apuesta su esposa? –no creo que signifique eso porque si fuera así,…
será ¿Apuesta con tu esposa? -¿¿Algún traductor en la sala?? ) después de haber estado 
funcionando con mucho éxito en la radio durante varias temporadas. Lo primero que le 
preguntaron fue cómo iba a ir vestido. Sorprendido les contestó que llevaría un traje normal, 
se sentaría en un taburete alto y preguntaría acerca de sus vidas, tal y como había estado
 haciendo en la radio.
Un hermano de sangre de los obstruccionistas de los que os he hablado, se adelantó y dijo
 “Sr. Marx, debe ser consciente que esto no es la radio. Esto es la televisión y la televisión
 es como el cine pero en una pantalla pequeña. La gente espera acción. No puede sentarse
 ahí como un buho en una rama (este tipo era un realmente listo). “Tiene que andar de forma
 simpática por el escenario-“ insistía.
Basura -  dije.
 Basura, basura¡ exclamó le mientras saltaba y se movía de un lado para otro moviendo los
 brazos. -¿Qué clase de respuesta es esa?-, me increpó.
 “-Una no muy buena”- concedí. “Pero usted tampoco es Ring Lardner (periodista  
deportivo y escritor satírico estadounidense y para algunos críticos uno de los 
mejores escritores de relatos breves de Estados Unidos)- me defendí.
-¿quiere usted decir que se va quedar sentado en una banqueta sin moverse nada? 
–me preguntó.
- Ni un músculo- precisé
- Pero usted no puede hacer esto¡- insistía”
Groucho hizo lo que tenía pensado y el programa, además de alcanzar las cotas
 más altas de audiencia de esos incipientes años de la caja tonta, dio paso a lo 
que ahora llamamos el Club de la Comedia, y esos monólogos en ocasiones tan 
divertidos (Buenafuente, El Gran Wyoming, EVA GONZALEZ –dejarla por la 
Carbonero…- Iker, sabía yo que nadie es perfecto, tu tampoco.) y en otras 
tan flojos (Pablo Motos,…). Esto, como todo, es opinable pero a mí me gusta 
más el humor ácido. Pero hay que darles le mérito que merecen cuando los
 únicos medios son tú y tú y tú.
Así fue y así se lo contamos Groucho y yo (pero antes de despedirnos
 pasaremos por Babia…) 
“Tras la muerte de Thalberg (murió a los 37 años y fue conocido como The Wonder
 Boy -"el chico maravilloso" o "chico de oro"- hábil productor que elegía buenos 
guiones, seleccionaba a los actores adecuados y contrataba al mejor equipo, 
hacía rentables todas sus películas y fue el primero en hacer “películas de productor” 
  donde el productor tiene mucho que decir, es un hombre clave en la película)
 mi interés en el cine se desvaneció. 
Continúe apareciendo en películas pero “mi heart was in the Highlands” (lo que 
nosotros llamamos “estar en Babia”) que, para los que no lo saben, Babia 
es una comarca del norte de León, idílica y poco conocida –no se lo contéis 
a nadie- lindando con Asturias, llena de verdes pastos y donde el río Sil es 
todavía un arroyuelo que saltas incluso con mi limitada agilidad. Ya que soy 
leonés consorte, os cuento el porqué del dicho. Bueno hay dos versiones: 
La primera más divertida: En la Edad Media, los reyes de León escogían este 
lugar para su reposo y cazar, el cual les permitía alejarse de las tareas 
cotidianas de la corte. Según la tradición, esto originó el dicho "estar en Babia", 
ya cuando el Rey, aburrido en las largas sesiones de la Corte, se distraía el 
resto de los presentes, dándose codazos y riéndose decían que "El Rey 
está en Babia" soñando con aquellos lugares donde tan feliz era cazando y 
alejándose de las tareas propias de su cargo. Curiosamente, nuestro rey 
actual también se queda dormido en las entregas de los premios Cervantes 
y otros actos que se prolongan más de lo que su resistencia al aburrimiento 
aguanta ¿Dónde estará….? –la reina siempre más profesional o porque se peque
 los párpados o porque lo que veamos es una careta siempre es más profesional-. 
Es lo que tiene tener monarquías modernas…
La segunda, más bucólica, hace alusión a los pastores babianos que 
pasaban los inviernos en Extremadura con sus rebaños y recordaban con nostalgia
 su Comarca. Tanto echaban de menos su tierra que sentados junto al fuego, por las 
noches quedaban ensimismados y su mente volaba a Babia. Así hasta que otro pastor
 les sacaba de sus sueños diciéndoles " Despierta, que estás en Babia".
Para hacer más patria consorte, si tenéis la suerte de poder ir, escoger esta posada-casa
 rural http://www.elrincondebabia.com/ , no os arrepentiréis ni por el lugar, el Sil naciente,
 la casa, la pareja que los regenta, la paz que se respira en el lugar –siempre que no 
os ocurra como a nosotros que la pasamos con Paula, María… y sus respectivas varicelas-.
Volvemos con Groucho. “Mi canto del cisne  (última obra o actuación de una persona; a 
pesar de que el cisne no canta nunca -lo más emite un ronquido sordo- existe una leyenda 
antigua que afirma que emite el canto más melodioso como premonición a su propia muerte)
 fue “Una noche en Casablanca” fue una aventura independiente de la que nos llevaríamos
 un porcentaje de los beneficios…. …Sé que puede parecer una exageración pero durante 
el rodaje Harpo me dijo que se podía oír, por encima incluso del diálogo, el crujido de mis 
huesos. Un día, tras una particularmente dura jornada, llegamos a la conclusión que estábamos
 perdiendo energía e ilusión (y sin eso no se hace nada bien- nota del traductor métome-en-todo)
y que era hora de que lo dejáramos ahora que todavía estábamos parcialmente vivos.
Había escenas que estaban pensadas para más acróbatas (para jóvenes acróbatas) que para
 tres cómicos maltrechos pero que nosotros soportábamos bravamente. Teníamos que hacerlo.
 Para empezar nos caía bien el productor. En segundo lugar, y más importante, éramos dueños 
de parte de la película. Si fallaba, no sacaríamos dinero ni para pagar un coloca-huesos que
 reparara nuestros marcos.
Cuenta que la jornada empezaba a las ocho de la mañana lo que implicaba arrastrase de
 la cama a las 6, prepararse, desayunar y coger el coche –aprovechando los semáforos 
en rojo para aprenderse el guión-. “Luego había que hacerse el gracioso lo cual no era fácil
 en un lugar de luz tenue diseñado siguiendo el diseño de los antiguos mausoleos. En el suelo 
había cientos de cables y cuerdas, todas ellas puestas deliberada y estratégicamente para que 
tuviéramos que ir saltándolos.
Este párrafo me resultó especialmente divertido. “Encima no hay baños en las instalaciones
 – ni en ninguna en las que hemos rodado. Esta omisión vital ha sido siempre algo que me ha
 sorprendido. ¿Se proyectó así por razones económicas o concluyeron los arquitectos que los 
artistas no somos personas humanas y, por lo tanto, no tenemos esas necesidades físicas? 
En mis veinte años de artista he andado cientos de millas por las torres de Babilonia, las calles 
de Marsella, las arenas del desierto en la Meca, quioscos del metro, esquinas,… buscando como 
un loco…, no sexo, sino un cómodo y limpio baño.
“El rodaje continuaba de nueve a seis de la tarde… … si tenías la suerte de no aparecer en el 
primer corte, podías ir a tu camerino, que todavía no lo había limpiado la señora de la limpieza, 
para prepararte la parte de tu diálogo de la tarde. Después de hacerlo, pensabas que podías poner 
los pies en alto y relajarte. Cuando ya habías cogido postura y soñabas que estabas debajo de un 
cocotero en la isla de Bali-Ha’i con Shirley MacLaine (Ariadna Artiles, Eva González –traducción 
muy libre del traductor-) bailando la danza del amor solo para ti, entra el jefe de prensa 
acompañado de dos periodistas del sindicato de periodistas. Todo lo que quieren es cuarenta 
minutos de diálogo brillante. Si lo logran tendrán más que suficiente para la columna de 
mañana y podrán pasar la tarde en la playa…
… una vez que han dado las seis, todo el mundo corre hacia la puerta de salida. El director,
 el producto y nosotros nos quedamos visionando el resultado de un día de trabajo… … 
Cuando se han visto todas las escenas, se encienden las luces y todo el mundo mira al resto
 con ojos acusadores, salvo experto el productor que silenciosamente se ha deslizado hacia
 la puerta para finalizar sus planes para otro nuevo negocio.
De vuelta a la grabación de “Una Noche en Casablanca” era la última semana de rodaje, 
para cumplir el programa de rodaje -si no nos dijeron que nos iríamos de presupuesto- se 
decidió rodar todos los días hasta las diez de la noche. Teníamos que acabar el sábado. 
Nos mostraron unos números misteriosos de los que parecía deducirse que debíamos 
“matar” la película esa misma noche (algo, que por cierto, ya habíamos estado haciendo
 con bastante éxito desde el inicio del rodaje) para que ahorráramos una verdadera fortuna.
A la una de la mañana, la escena final todavía no estaba lista. (La escena consistía en 
una huida en avión en la que conforme despegaba el avión ellos trataban de subir 
a él mientras unos matones tratan de impedírselo) Mientras yo me zarandeaba de un 
lado al otro con una gran ventilador sobre mí para crear la sensación de que volábamos, 
tomé la decisión de que, para bien o para mal, cambiaría el curso de mi vida. Según colgaba 
del ala como un pavo desplumado, me dije a mí mismo: Groucho, viejo amigo, no te parece 
ésta una manera tremendamente ridícula de vivir los años que te quedan?. 
Acabamos el rodaje a las dos de la madrugada, nos dimos un apretón de manos los tres 
hermanos y ni a Chico ni a Harpo les sorprendió que anunciara que dejaba el cine”.
Rompamos el mito del epitafio de Groucho Marx
Existe un bulo sobre el epitafio de su tumba en el que por expreso deseo se habría 
escrito “perdonen que no me levante”. Pero es falso y lo puedo decir de primera mano. 
En mis tiempos de profesor universitario, como cualquier profesor universitario que se 
precie, me inventé una estancia formativa de tres meses en un Instituto de Estudios 
de la Calidad Ambiental que, casualmente, no estaba en Torrelodones (no vale hacer
 rimas fáciles…) sino California, más concretamente en Los Angeles. 
Entre las varias investigaciones y pesquisas que hice relacionadas con el tema de mi
 tesis doctoral -urbanismo y transporte en ciudades de tamaño media en España- visité
 la ruta de las misiones de Fray Junipero Serra, el parque de atracciones original de 
Disney -pequeño y decadente pero con encanto-, el parque de Yosemiti y su Gran Capitán,…
. Y también estaba visitar la tumba de Groucho Marx. Unos van a Torreciudad, otros a la Meca
, unos creen en Jehová, otros en Tom Cruise y otros en Billy Wilder (Fernando Trueba 
quien al recibir su Oscar por Belle Epoque dijo que no podía dar gracias a Dios, 
pero sí a Billy Wilder). En mi caso, en esa época de mi vida, tras acabar la carrera 
–probablemente eso explique parte de mi transtorno mental y ese gusto por el humor 
de los hermanos Marx- sentía verdadera devoción por los Hermanos Marx y ver la
 tumba de Groucho era algo que, ya que estaba allí, no iba a dejar de hacer. 
La tumba, no era tal sino que era un nicho. Groucho no fue enterrado sino incinerado -
como él mismo dijo, le hubiera gustado que el 10% de sus cenizas fueran vertidas sobre su representante-. Sus cenizas sí fueron sepultadas en ese nicho del cementerio Eden Memorial Park, en Mission Hills, en el condado de Los Angeles, donde este genio descansa por los siglos de los siglos. En el nicho, con las fechas separadas por la Estrella de David, se leía 
GROUCHO MARX
1890 – 1977
…………………………………….
Un hombre con sus grandezas y sus miserias, con sus vicios y sus virtudes,
 imperfecto como todos, incluso la bella Dafne, la bellísima y sensual Dafne 
que junto con Osgood, su enamorado y millonario armador protagonizaron
 el mejor final de la historia del cine (al primero que me diga la película y el director
 le invito a un gin-tonic, cerveza,… el primer día que le vea):
(Osgood conduce la motora que les lleva a Dafne y él hacia el yate)
Osgood, voy a serte sincera. No podemos casarnos
¿Por qué no?
Para empezar no soy rubia natural
¡No me importa¡ 
¡!Fumo, Fumo mucho¡¡
Me da igual.
Tengo un pasado horrible, llevo tres años viviendo con un saxofonista
Te perdono.
Y jamás podremos tener hijos
Podemos adoptarlos
Es que no lo entiendes, Osgood (quitándose la peluca) ¡Soy un hombre¡
Bueno, nadie es perfecto
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"Es una tontería mirar debajo de la cama. Si tu mujer tiene una visita, lo más probable 
es que la esconda en el armario. De hecho conozco a un hombre que se encontró con tanta
 gente en el armario que tuvo que divorciarse únicamente para conseguir dónde colgar la ropa."
G. Marx.
The End
dnl

2 comentarios:

  1. Héctor Lacunza17/11/10 09:49

    La película es "con faldas y a lo loco". Me debes una caña

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  2. Pues habrá que pagarla¡¡¡¡ lugar, fecha,... Un saludo¡¡¡

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